¿Eres ámbar?, dijo un sabio a un trozo de acilla tosca que halló al borde de un fuente. Debes serlo, pues tu aroma tiene infinita dulzura y fragancia seductora. Soy barro dijo la arcilla; soy barro mezquino; pero en edad no remota guardé, siendo tosco vaso, un ramillete de rosas.
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